«Lo bueno de no ser un río es que siempre te puedes dar la vuelta».
En una reunión reciente con uno de nuestros clientes, el fundador y actual presidente de esa empresa reflexionó como para sí mismo con esa frase al hilo de un debate que teníamos el equipo de la cuenta con el equipo directivo de la marca acerca del camino a seguir con la comunicación en los próximos dos años. Quiso atemperar el debate acerca del riesgo que implicaba un camino u otro de los planteados. Y resultó reconfortante. No solo porque viniera de un empresario con cinco décadas de gestión al frente su compañía con notable éxito, sino por el refuerzo implícito que mostraba a todos los presentes que sí nos equivocábamos, siempre cabía eso tan sano que es rectificar.
Es cierto. Muchas veces olvidamos, agencias y marcas, que en marketing y comunicación no somos el caudal de un río, sino personas dentro de organizaciones tomando decisiones a las que se supone un criterio basado en datos, análisis comparado y experiencia. Esto supone que cuando nos equivocamos, podemos girar en un punto y desviarnos del cauce marcado para modificar la hoja de ruta. Esto debería favorecer la experimentación, disfrutar comprendiendo el efecto de aquello que no dominamos tanto o que introducimos por primera vez en nuestro mix. Incluso, aprender de esos pequeños fracasos sin dramas que desestabilicen la relación.
En el previo o post fin de año abundan en todos los medios las habituales predicciones del año naciente, las tendencias que dominarán tal o cual disciplina. Vaya por delante que siempre he admirado a los colegas que son capaces de aseverar con tanta vehemencia que el curso del río es el que ellos señalan y, que, al fondo, en la desembocadura, espera un delta lleno de retorno. Pero también echo de menos una reflexión acerca de cuáles de las que hicieron el año antes o los anteriores se cumplieron y cuánto les costó derribar la presa con las que se topó el río.
Por eso, este escrito es solo para recordarme que en 2023 nada limite nuestra capacidad para explorar, equivocarnos y rectificar. En esas, en vez de un río, puedes llegar a ser océano.
Vanesa Landa, Directora de Cuentas y Desarrollo de Negocio en MIG Prisma